Día 1 Villamuriel a Villarramiel (16-02-24) 24 kmt
Siete de la mañana, en Palencia, es viernes, me miro en el espejo del ascensor, es un gesto habitual al comenzar mis caminos, cómo estaré en la vuelta?, es la pregunta que me hago, es la doceava vez.
Esta es muy especial, la primera que comenzaré desde la puerta de casa, dicen los puristas que el verdadero camino es aquel que comienza en tu domicilio, tengo mucha ilusión y mucha fuerza, es invierno, el camino más madrugador que había hecho hasta ahora fue el del El Salvador, a últimos de Abril del 16. Contaba con tener mal tiempo y pasar frio en los albergues que encontrara abiertos, como así sería, pero había tomado esta decisión porque tenía deseos de cumplir el ENCARGO y porque en la primavera tenía que plantar los olivos, un nuevo reto y plan que me había creado y por el que también tenía ilusión, hay que generar otros espacios que ocupen el tiempo y creen nuevos sueños.
La ciudad está vacía, un taxi en San Lázaro, "a Villamuriel". Son las 7,30 h, Carmen y Ricardo, hijo, me esperan, pasa a desayunar, no, quiero subir al monte antes de que salga el sol. Nos abrazamos y marcho, en la mochila llevo un trocito del corazón de Ricardo. Siento algo inusual que me hace muy feliz, el silencio de la calle es absoluto, el cierre de la puerta se hace notar más, es el disparo de salida de un camino especial, busco la vía de salida al Canal de Castilla por el que debo de transitar hasta el puente de la esclusa del molino. Dudo por donde debo ir, hace mucho tiempo que no he estado por estos senderos, me viene el recuerdo de pasar por aquí la primera vez en el año 1997, con Ricardo y Silvia, cuando Manolo el cuñado de Ricardo hizo en su casa, muy próxima a donde estoy ahora, una sesión de fotos a Silvia para el cartel de la obra de teatro "Las amargas lágrimas de Petra Von Kant". Los buenos momentos de la vida fluyen torrencialmente, son muchos los que tengo guardados. Hecho la vista atrás y veo la silueta de su casa contra la luz azul del alba, por una de las ventanas creo ver una mano diciéndome adiós.
Salgo al Canal, al viejo sendero por el que muchos paseos dimos hasta la esclusa de Soto de Albúrez, cuánto se quejaba de los dueños de los perros que no recogían las cacas de sus mascotas. Por allí iniciamos los primeros paseos de recuperación después de aquella arriesgada operación de corazón en el 2012, en ese tiempo abría el otro corazón para enseñar sus vivencias que evidenciaban la clase de persona que era Ricardo. "Piel de elefante" me decía que había que tener para sobrevivir emocionalmente en su profesión de abogado, su alma sensible no rimaba con esa estresante profesión. Una buena recuperación física precisaba de continuadas sesiones diarias de paseos para fortalecer ese músculo vital como es el corazón. Le animaba a progresar y ponernos como meta llegar un día andando hasta Santiago, pero no tuve suerte. "Cuando marche, me llevas en la mochila".
Amarillea la luz azul del alba y me doy prisa para subir los más de 150 m de desnivel hasta el monte antes de que el sol asome las "orejas" por el horizonte. A medio camino está la cruz referencia del camposanto de Villamuriel, la fotografío y señalo como otra importante referencia en la salida y creo hermandad con la cruz de Muxia en el final del camino, junto a la mar del Atlántico donde sembraría parte del corazón de Ricardo. De cruz a cruz. Asomaba por el horizonte al llegar arriba, al páramo por donde debía caminar hasta llegar al bosque de las encinas, son 2,5 kmt. Los charcos de agua me guiñan el ojo, acostúmbrate a nosotros, te vamos a acompañar todo el viaje.
Veo mi sombra alargada por la baja altura del sol, es habitual en los caminos esta figura de piernas largas en la primera hora de la mañana de cada día. En este caso es la representación de mi acompañamiento que expresa que "no camino solo".
La luz es brillante, intensa, acentúa los colores de la tierra, de los sembrados... sus contrastes pintan cuadros que cambian de formas a cada paso. Carmen me había contado que en alguna ocasión subía con Ricardo a pasear por este páramo, se lo recordaba mientras ahora lo hacia conmigo. Desde que me introduzco en el bosque de encinas que constituyen el Monte El Viejo de Palencia hasta que salgo de él transcurren casi 4 kmt, después viene el cruce de la carretera Palencia-Astudillo y el pueblo de Autilla del Pino, final de esa amplia meseta de 12,5 kmt de recorrido desde Villamuriel, . Allí me detengo a almorzar en bar de la localidad. Cuatro horas han pasado desde que salí de Villamuriel. Me quedan 24 kmt hasta Villarramiel, he quedado con un amigo en Mazariegos, 8 kmt más, para que me acerque en coche hasta la meta. Hacer el primer día los 39 kmt es una temeridad, pondría en riesgo poder continuar el resto del camino. Finalmente habría recorrido a pie 24 kmt.
Villamartín está a 4 kmt de Autilla, abajo, ya en la meseta de Tierra de Campos, el paso por él evoca recuerdos y emociones. 22 años antes, en la Panera de los Sueños, durante un tiempo de 2 años estuve con Soco aprendiendo y practicando restauración de muebles viejos. La escenografía del montaje teatral "Las últimas lunas" que el grupo ATAB teníamos entonces, exigía muebles viejos en un desván, Manoli, la propietaria de la Panera nos los prestaba, por ello que cuando hacíamos alguna representación debíamos ir a Villamartín dos veces. El almacén estaba al lado de la carretera por la que bajaba, en la entrada del pueblo, pasé junto a él.
Pablo me llevó hasta Villarramiel, allí nos hicimos esta foto titulada "amistad", mismo nombre que podría ponerse a este camino.